domingo, 8 de mayo de 2011

RYANAIR (la emoción de volar...)


La mejor experiencia de mi vida después del Dragon Khan de PortAventura, sin duda.

Desde que llegas al aeropuerto, hasta que le dices adiós con la mano al que pudo ser el último vuelo de tu existencia pasas por cosas bonitas a la par que emocionantes.

Lo primero es lo primero, hay un punto a favor de nuestros amigos de Ryanair, y es que llegas ya con tu billete impreso de casa, te libras de una tediosa espera en el mostrador de facturación. En su caso, llegas, y te metes directamente en la terminal. Hasta ahí todo OK (y quizás casi el único OK).

Mi cuestión es: ¿¿TANTO CUESTA PONER EN INTERNET, UN BOTONCITO EN EL QUE PONGA: “SELECCIONAR ASIENTO”??. Si al fin y al cabo somos nosotros mismos los que los elegimos cuando nos montamos en su autobu… Avión… ¿Por qué no traerlo seleccionado de casa? Es mejor para nosotros y para ellos, se evitaría la cola que te has librado en facturación pero que te comes enterita al subirte al avión. La gente no se pondría cual hiena hambrienta en la cola 40 minutos antes para coger los mejores sitios. Si la ley de Ryanair es: “el que primero llega, primero elige” (tal y como elegían terreno en el viejo Oeste), ¿por qué no hacerlo desde casa?

Nada que decir sobre su “portamaletas”, o como yo le llamo, el “a ver si cabe”. Creo que tiene un sensor para que, si la maleta no cabe, suene un sonido de “maquina registradora”, lo que significa que tienes que endiñarles dinero. Son como buitres del dinero… “No cabe la maletita, pues me enseñas tu pastita”.

Tras pasar por tu amiga la azafata (o sobrecargo) que te rompe TU precioso papel impreso en TU impresora, yo no sé en otros aeropuertos, pero en Sevilla tienes que ir a pata hasta el avión. Nada de lanzadera ni de túnel futurista hasta el avión: A patita. Pienso que los de Ryanair incluso se habrán planteado sustituir a los azafatos por pastores para que vayan guiando al rebañ… A los pasajeros hasta el autob… Avión.

Llegas al avión, eliges asiento: ¡Mariquita el último! Y despegas, y te venden cosas, y te dan rasca y gana, y la azafata no se calla, y en los portamaletas hay publicidad, y sólo falta un señor sudoroso gritando “¡¡Vendo chuuuuuuurros, señoraaaa, palomiiiitas, perriiiiiiiitos, hamburgueeeesas, señooooooraaaaa!!”. Bueno, supongo que para esto sólo hay que esperar a que el señor “Ryan” lo vea rentable, pues seguro que es su lema: “Si se puede, se hace”.

Y aterrizas, y suena el zafarrancho de combate si llegas puntual (lo que dije antes, como en el oeste cuando salían escopetados para buscar terrenos). En mi último vuelo (un día antes de escribir este post), literalmente el avión BOTÓ al aterrizar. Fue divertido, porque el Dragon Khan no hace eso, el Dragon Khan es seguro.

Y hay tantas sonrisas, y tanto buen rollo, y tantas ganas de volver con Ryanair que no me lo pienso más. En cuantito cuelgue esto en el blog, dos segundos después, me pondré a buscar un vuelo, con destino al azar, por el placer de volar… Y nada, ¡¡¡espero que tengan plazas en Vueling!!!esteOeste