“Lo que no mata, engorda”, o al menos eso dicen. Yo tengo otro pensamiento “Lo que no adelgaza, engorda”. ¿Tiene algún sentido? Probablemente no, ¡pero es lo que hay!
Hay quien cree en Dios, en un ser superior que vela por nosotros y que nos quiere, y que bla, bla, bla… No sé si habrá más de un dios, pero el dios de la comida, es un hijo de p…
“Todo lo rico, engorda”, ésta sí que podría ser la auténtica frase. Miles de alimentos, cada uno con sus propiedades, y los que más gustan son los que más engordan. Rezo por el día que alguien me diga mientras me ve comiéndome una triste ensalada de lechuga y tomate: “Uuuuuh… ¿Tú sabes los que engorda eso?”.
Es que ya no puedes ni comer la fruta que te gusta. Haces todo lo posible por estar sano: Verdura, hortalizas, te comes un plátano y: “Uuuuuh… ¿Tú sabes los que engorda eso?”. ¡Qué casualidad hombre! ¡Una de las frutas más RICAS que existen!
Creo que el dios de la comida pensó: “Voy a hacer que los humanos se agobien por la comida. Les voy a meter calorías por un tubo a todo lo que les gusta, y a ver qué hacen. Yo mientras los observaré desde aquí arriba, ná, por curiosidad…”. No entiendo por qué no podría haber sido así, nosotros encerramos a monos en vitrinas, les damos palos y miramos cómo intentan coger con ellos un plátano atado a una cuerda. “¡Cuidado monito! ¡Que el plátano engorda!”.
En el siglo XXI que estamos, digo yo… Que existe el chocolate bajo en calorías, la Cola Zero, el Biocentury y la caloría que los parió… Podrían inventar algún tipo de pasta o de masa para pizza que no engorde. No integral no, que NO ENGORDE. Vamos a velar un poquito por nuestra salud, sí, pero también por nuestro paladar, please. O un tipo de carne creada sintéticamente que sepa a pollo, a ternera, a cerdo o a carne humana, si es lo que te gusta, y que NO ENGORDE. Que alguien te vea dándole bocados a un chuletón (artificial) de kilo y medio y te diga: “Este… ¿Estás a dieta?”.
En fin, este post (qué me gusta esta palabra) seguramente sea un efecto secundario de la dieta que estoy haciendo ahora (que por cierto, no estoy pasando tanta hambre como debería, je je), lo que no quita que no piense todo lo que he dicho. Me encanta comer, soy un devoto de la buena [y mala] comida. Me encanta el sushi, las pizzas, la pasta, beberme un cubatita tranquilo sin pensar en las calorías que tiene… Pero no estaré es paz hasta que mi talega no deje de asomarse, mirarme a la cara y decirme: “Uuuuuh… ¿Tú sabes los que engorda eso?”.
¡Por una vida comilona y sana!
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